Es un café dulce y goloso, pero sin perder su delicadeza floral. El jazmín se abre paso entre notas de melocotón en almíbar y una cremosidad que recuerda a leche condensada. Para ser un lavado, sorprende lo redondo y meloso que resulta. Es un café para disfrutar despacio, sin complicaciones: funciona igual de bien solo o con leche, en filtro o espresso.
Historia
En las montañas de Palermo, Huila, se encuentra la Finca Dos Quebradas, un lugar que encarna la historia de esfuerzo y pasión de Daimer Polanía, un caficultor de tercera generación. La violencia que marcó el pasado de su familia no frenó su vocación: tras perder a su abuelo, su padre continuó cultivando café, y a los 12 años Daimer decidió seguir el mismo camino. Con apenas ochenta árboles sembrados con sus propias manos, comenzó una historia que hoy da frutos de una calidad excepcional.
A lo largo de los años, Daimer fue aprendiendo de la tierra y de la tradición familiar, pero también de la innovación. Cuando en su región comenzó a hablarse de cafés de especialidad, entendió que el futuro del café estaba en la calidad, no en la cantidad. Desde entonces, su trabajo ha estado enfocado en perfeccionar los procesos y en cuidar cada detalle: desde la selección del grano maduro hasta la fermentación controlada y el secado paciente bajo el sol andino.
El resultado es un café que refleja tanto la herencia de una familia resiliente como la evolución de una generación de productores colombianos que han apostado por la excelencia. Cada lote de Dos Quebradas es, en cierto modo, una historia de continuidad, de respeto por la tierra y de un compromiso profundo con el sabor.
Hoy, este café que llega hasta nuestra mesa representa más que una bebida: es la expresión de un territorio fértil, de un productor que se niega a conformarse y de una tradición que se renueva con cada cosecha.
Variedad y proceso
El Caturra es una de las variedades más emblemáticas del café colombiano, conocida por su equilibrio y dulzura natural. En este caso, el perfil del Dos Quebradas demuestra lo mejor de su genética: una taza con un dulzor pronunciado, cuerpo medio y una acidez delicadamente integrada. Es un café que conserva el carácter clásico del Caturra, pero lo lleva un paso más allá gracias a la precisión del proceso y la sensibilidad del productor.
El proceso lavado de esta finca no es convencional. Después de recolectar únicamente los granos maduros, se realiza una etapa de oxidación en la tolva durante 12 horas, seguida de una fermentación seca aeróbica de 36 horas, moviendo constantemente el café para mantener una temperatura estable
Este manejo cuidadoso permite desarrollar una complejidad aromática que recuerda a flores blancas y frutas de hueso, sin perder la limpieza y la claridad propias del lavado.
El secado se lleva a cabo durante quince días en marquesina, permitiendo que el grano conserve su dulzor y textura cremosa. Este ritmo lento y controlado intensifica la sensación de redondez en boca y aporta estabilidad al perfil de taza.
En conjunto, el trabajo detrás del Dos Quebradas demuestra cómo la precisión técnica y la intuición del caficultor pueden transformar un Caturra lavado en una experiencia sensorial inesperadamente voluptuosa.
RECETA
Para espresso:
Utiliza 17 gramos de dosis para extraer 48 gramos de bebida final en taza en un tiempo de 27”
Para filtro:
Utilizamos 18 gramos de café molido y 306 gramos de agua final a 93 ºC. Hacemos 2 vertidos. El primero de 54 gramos, esperamos 45 segundos y realizamos el siguiente vertido hasta un tiempo total de 1'50 - 2’