HISTORIA
Hace ya tiempo que seguimos con admiración el trabajo de la familia Lasso en la finca El Diviso, situada en el corregimiento de Bruselas, en el municipio de Pitalito (Huila, Colombia). En noviembre pasado tuvimos la oportunidad de visitarles en persona: caminamos entre sus cafetales, compartimos conversaciones y pudimos comprobar de primera mano el compromiso, la pasión y el cuidado que imprimen en cada detalle de su labor.
Hace casi tres décadas, José Uribe Lasso adquirió la finca junto a su esposa, en una zona que hoy se extiende por unas 14 hectáreas a 1.770 msnm. Desde sus inicios, el enfoque siempre estuvo puesto en la calidad del cultivo, aunque fue con la incorporación de sus hijos, Néstor y Adrián, cuando El Diviso tomó un nuevo rumbo orientado plenamente al café de especialidad.
En los últimos años, la familia ha dedicado cerca del 80% de la finca a varietales diferenciados, consolidando un modelo de producción que combina innovación y respeto por la tradición. Gracias a su altitud, los suelos volcánicos y las condiciones climáticas de la zona, pueden realizar cosechas durante todo el año. Entre sus variedades destacan, además de las tradicionales, Ombligón, Sidra, Pink Bourbon o incluso Geisha, cultivadas con una precisión admirable.
Los procesos de fermentación, secado y tratamiento post-cosecha que desarrollan son meticulosos y creativos. Esta mezcla de tradición, experimentación y atención al detalle ha llevado a El Diviso a ocupar un lugar destacado en la escena internacional del café de especialidad. Hoy, sus microlotes son reconocidos por tostadores exigentes de todo el mundo.
Los hermanos Lasso representan a esa nueva generación de caficultores colombianos que no solo producen cafés excepcionales, sino que también comparten su conocimiento, fomentan comunidad y promueven la innovación en su región.
Durante nuestra visita pudimos ver de cerca su trabajo: desde la recolección manual de las cerezas más maduras y la selección cuidadosa de cada lote, hasta los procesos experimentales que dan forma a perfiles únicos. Gracias a esa experiencia, seleccionamos personalmente varios cafés de su producción, con la certeza de su calidad, su trazabilidad y su carácter distintivo.
Nos hace especial ilusión poder compartir con vosotros estos microlotes, que son el resultado del esfuerzo, la dedicación y la historia de una familia que vive el café con una autenticidad contagiosa.